domingo, 30 de noviembre de 2008

Satélite Simón Bolívar

Satélite Simón Bolívar se ubicó finalmente en su órbita geoestacionaria
http://www.abn.info.ve/noticia.php?articulo=156767&lee=10
Tomado el 30-11-2008

sábado, 22 de noviembre de 2008

Crisis financiera en Estados Unidos

Claves para entender la crisis financiera de Estados Unidos..., y no morir en el intento El tiempo pasa, la crisis originada por las hipotecas subprime se agrava y los medios de comunicación comienzan a darse cuenta de que no todos sus lectores entienden cómo el default de unos cuantos compradores de casas ha desencadenado una tormenta que algunos se atreven a comparar con la Depresión del '29.

Del Récord a los mínimos. Evolución del Dow Jones, desde que se desató la crisis.

Por Francisco De Zárate fdezarate@clarin.com
En un intento de explicar los laberintos de la crisis que sacude los mercados financieros de Estados Unidos, el diario estadounidense The New York Times publicó esta semana una nota de David Leonhardt que muy bien podría titularse La crisis de los subprime para inexpertos. Este es un resumen de su explicación: Todo empezó en 1998, el año en que Wall Street popularizó una innovación financiera que terminó con el monopolio de los bancos en la concesión de préstamos hipotecarios para adquirir propiedades inmobiliarias. La innovación consistía en abrir el juego a todo tipo de inversores externos que, a través de la Bolsa, financiaban con su dinero nuevos préstamos hipotecarios. Como dice Leonhardt, "el de las hipotecas dejó de ser un negocio local, centrado en torno a los bancos, para convertirse en uno global, en el que los inversores de casi cualquier parte juntaban el dinero para prestar". Con la llegada de competidores al que hasta entonces había sido coto de caza de los bancos, la primera consecuencia fue el abaratamiento de las comisiones y otros gastos. La segunda, que estos nuevos inversores buscaran mejores rendimientos para su dinero. Había llegado el momento de las hipotecas subprime, solicitadas por clientes cuyo nivel de ingresos los hacía demasiado riesgosos como para obtener un crédito tradicional. El problema vino, como siempre, con la valoración de ese riesgo. Normalmente los inversores saben exactamente cuánta dinamita tienen entre las manos y se manejan con cuidado. Pero en el caso de las propiedades inmobiliarias, la apreciación de este riesgo estaba distorsionada por la creencia de que "los precios de las casas nunca habían bajado antes". Los inversores cometieron el humano error de predecir el futuro escuchando solo esa parte de la canción y olvidando la que dice que "cuando los precios suben demasiado, están destinados a caer". Para el inversor que vive en la creencia de que las casas de sus deudores sólo pueden encarecerse, el peor escenario no parece tan terrible: si mi deudor se declara en default, que se venda la casa y recupero el dinero. Por eso y porque, gracias a Alan Greenspan, las tasas estaban bajísimas desde el boom de las puntocom, decidieron maximizar el rendimiento de sus inversiones financiándolas con deuda en vez de con recursos propios: "Se hacían apuestas de 100 millones de dólares con 1 millón en recursos propios y 99 en deuda. Si el valor de la inversión crecía hasta 101 millones, el inversor había doblado el dinero que puso de su bolsillo", dice Leonhardt. Si todo va bien (los precios de las casas siguen subiendo), el efecto multiplicador de rendimientos que permite la compra financiada con deuda parece magia. El problema ocurre cuando empieza a ir mal (los compradores de casas se declaran en default en un escenario de caída de precios inmobiliarios). Entonces el efecto multiplicador es el infierno: basta que esa inversión de 100 millones pierda un 1% y se convierta en 99 millones para que eso implique una pérdida del 100% de lo que puso el inversor de su bolsillo. La creencia extendida de que el mercado inmobiliario estadounidense era una apuesta segura llevó a una gran parte del sistema financiero global a meterse en él. En el verano boreal de 2007, todavía se pensaba que la debacle no se extendería hasta bancos tradicionales como el Citibank, que habían vendido sus hipotecas a otros inversores. Pero después se descubrió que estos bancos también se habían embarrado vendiendo complejas pólizas vinculadas al pago de los préstamos hipotecarios. Con los precios de las propiedades inmobiliarias en baja y la crisis desatada, el problema ahora es de confianza. La reputación de fondos y bancos de inversión depende principalmente de que el resto perciba que tiene activos detrás de sus inversiones y no solo deuda. De ahí que en estas épocas turbulentas acumulen caja y se muestren menos proclives a prestar su dinero, hasta que sepan cuán expuestos están a la crisis. "Cualquier institución que parezca tener una cartera de alto riesgo, aunque tenga suficientes activos para sostenerla, se enfrenta a la doble dificultad de inversores que quieren recuperar su dinero y de prestamistas que les cierran la puerta en la cara (...) El conservadurismo ha ido tan lejos que está afectando a muchos tomadores de préstamos que sí son fiables lo que, a su vez, daña a toda la economía y agrava los miedos de Wall Street", termina Leonhardt.
TOMADO DE servicios.ieco.com.ar el 21 de marzo del 2.008